Demóstenes es considerado como uno de los oradores más relevantes de la historia y un importante político ateniense. Gracias a su perseverancia consiguió destacar en estas profesiones; acción que no fue nada fácil porque tenía varios impedimentos físicos que tuvo que superar.
Este talentoso hombre es admirado hasta hoy tanto por su elocuencia y habilidad política, como por la diplomática, pero antes de conseguir tal reconocimiento tuvo que sobreponerse a una gran dificultad, la tartamudez.
Este obstáculo impedía que se convirtiera en una figura pública, como él lo deseaba. En aquel entonces era difícil que dejaran manejar las empresas o dinero familiar a una persona que le era casi imposible comunicarse fácilmente. Sin embargo, con constancia y trabajo, finalmente, encontró la manera de expresarse con elocuencia.
Gracias A Plutarco Conocemos De Demóstenes
La semblanza de Demóstenes llegó a nuestros días gracias a Plutarco, historiador griego que a los veinte años se desplazó a Atenas para estudiar matemáticas y filosofía.
Gracias a su obra Vidas Paralelas se conoce la vida del orador ateniense. En esta sucesión de biografías de célebres personajes griegos y romanos agrupados en parejas con el objeto de compararlos, se le comparó con el gran orador romano Cicerón.
Dura Infancia
Demóstenes (Atenas, 384 a.C. /Calauria, actual Grecia, 322 a.C.). Nació en el núcleo de una familia con privilegios económicos. Su padre, un comerciante que poseía entre otros bienes una fábrica de cuchillos, de muebles y una armería, no podía formar parte de la aristocracia, ya que su oficio era de poca consideración.
A la corta edad de los 7 años, Demóstenes quedó huérfano. Su herencia le fue confiada a dos sobrinos de su padre y a un amigo de la infancia mientras alcanzaba la mayoría de edad, pero despilfarraron este legado.
A pesar de este escollo, Demóstenes fue educado como correspondía a su posición; este voraz lector era un alumno que siempre quería formarse más. Llegó a ser uno de los jóvenes más instruidos de su tiempo, cuya aspiración era ser el mejor orador de Grecia.
Luego de perder el patrimonio se ganó la vida como logógrafo, escritor profesional de discursos judiciales y como abogado.
La Oratoria Y Su Reconocimiento Como Orador
La oratoria llegó a su vida como una inspiración divina cuando su mentor Iseo lo condujo secretamente a la Asamblea. Allí logró escuchar la brillante defensa del estadista Calístrato. Después de ese crucial momento no se detuvo en su deseo de ser orador, así que comenzó a leer con mucho detalle los discursos de los grandes oradores de su época.
Antes de obtener el merecido reconocimiento, se cuenta que al pronunciar su primer discurso fue abucheado por su tartamudez. Una anécdota, dura en su momento, pero que la tomó como inspiración, y fue cuando un asistente al discurso le vociferó:
“¡Ponga el aire en sus pulmones y no en su cerebro!” Este grito le impactó, pero lo tomó para superar su limitación y se involucró conscientemente en un proceso de evolución.
Para lograr el sueño tan anhelado, se impuso un riguroso régimen para superar sus dificultades. Se cuenta que en aquella época no era aceptable dejarse ver sin cabello, así que Demóstenes se lo cortó para no salir y dedicarse por completo a trabajar en su objetivo.
También se dice que al amanecer se iba a la playa y le gritaba con todas sus fuerzas al sol naciente; esta acción le ayudaba a fortificar los pulmones. Y que, además, se echaba un puñado de piedras en la boca y se ponía un cuchillo entre los dientes para evitar el tartamudeo. Lo cierto es que la perseverancia lo llevó hacer realidad su deseo de ser orador.
A Demóstenes le interesaban, sobremanera, los asuntos de la política y anhelaba que sus ideas llegaran a influir a otros. Y fue a partir del año 354 a.C. que intervino en asuntos políticos y se hizo famoso por sus discursos.
Entre los primeros se encuentra Para los megalopolitanos, en ese documento se hablaba sobre el peligro que representaba el poder de Esparta a los atenienses
Demóstenes un hombre de acción
Demóstenes, además de un magnífico orador, también fue un hombre de acción, que luchó para que Atenas recobrase la hegemonía y contuviera el avance de Filipo de Macedonia.
De igual manera, denunció la ambición de Filipo en las famosas Filípicas. Esta obra, que lo identificó como un gran orador, la integra un grupo de discursos pronunciados durante un largo proceso en la asamblea ateniense. Estos hechos lo alejaron temporalmente de su ciudad natal.
Tras la muerte de Alejandro Magno (323 a.C.), Atenas, Argos y Corinto se sublevaron contra la supremacía macedonia. Gracias a este suceso histórico Demóstenes pudo regresar a su patria. A su llegada lo recibieron como un héroe. Sin embargo, la insurrección no tuvo el éxito esperado, fueron derrotados tanto en el encuentro naval de Amorgos como el terrestre de Cranón.
Esta derrota hizo que se refugiara en la Isla de Calauria. En este penoso momento tomó la decisión de suicidarse, se envenenó para evitar la captura de los agentes de Antípatro, general en jefe de los macedonios en Europa y gobernador en Grecia.
La Calidad De Sus Discursos
Se han conservado unos setenta discursos que reflejan una gran fuerza y precisión en sus argumentos. Contienen pocas figuras retóricas, particularidad que le asigna gran originalidad.
Demóstenes les asigna una estructura rítmica que lo lleva a ser un gran maestro de la prosa. Por ello, en la historia se le ha alabado siempre como un brillante disertante que la tartamudez no fue un impedimento para que fuese reconocido como el mejor orador de la antigua Grecia.
Todo se puede lograr cuando uno tiene los objetivos claros y todo su ser trabaja para conseguirlo. No obstante en Delossantos Oratoria utilizamos modernos métodos que aceleran eficientemente las mejoras que logró Demóstenes en aquellos tiempos.