oratoria

La Oratoria Nos Permite Conmover, Convencer o Persuadir Por Medio De La Palabra

La oratoria es la comunicación eficaz mediante la cual fluyen las palabras entre emisor y receptor, de modo tal que se logren los objetivos planteados oportunamente.

En este sentido, el arte de la oratoria tiene como finalidad alcanzar propósitos precisos en el otro, como ser, entender, analizar, modificar sus ideas, transformar sus creencias, ajustar sus conceptos y motivar su voluntad para que oportunamente haga algo que antes no hubiera hecho.

La oratoria es un antiguo oficio, el cual se ha ido ampliando y modificando a través del tiempo. Desde la antigüedad hasta nuestros días, caracterizados por radicales cambios culturales y tecnológicos, la oratoria ha evolucionado lo suficiente como para haber adquirido unas particularidades asombrosas.

Los medios de comunicación y el nuevo paisaje digital, han hecho de la oratoria un instrumento mucho más potente, eficiente y capaz de modificar opiniones y conductas a escala jamás pensadas.

La oratoria, una técnica para saber comunicar y poder persuadir

La oratoria es clave a la hora de tomar decisiones, ya que nos guía, modela y acompaña en nuestro crecimiento personal, profesional y político, ya sea en el papel de emisor como de receptor. Es evidente que nuestra realidad cotidiana nos proporciona y nos demanda grandes cantidades de información; una información, por demás compleja, confusa por momentos  y difícil de descifrar.

En este mismo sentido, el mercado laboral demanda cada vez más competencias, y las habilidades comunicativas no son una excepción. En todas las áreas donde la intervención humana está presente, la oratoria juega un rol definitivamente esencial.

La extraordinaria expansión de Internet no ha logrado disminuir la necesidad de una buena oratoria. A pesar de que el uso de herramientas tales como los correos electrónicos, las aplicaciones de mensajería instantánea (Twitter, Instagram, WhatsApp) y el uso abrumador de las pantallas táctiles, minimizan el uso de la palabra casi todas las empresas manifiestan su preocupación por el hecho de que los profesionales pierdan la capacidad de conversar de manera transparente, legible, convincente y profesional.

Si bien la reducción de mensajes o su limitación a un número exacto de caracteres ha empobrecido sin duda la calidad de esta comunicación, nunca como hoy el espacio comunicativo estuvo tan sobresaturado de informaciones, textos, hipertextos, palabras, “historias” y contenidos vastos y disímiles. Pero ello no ha implicado, necesariamente, que dichos contenidos se hayan enriquecido desde el punto de vista de su calidad verbal, de su fuerza persuasiva, de su habilidad para educar bien  o convencer con éxito y virtud. La comunicación se ha vuelto gaseosa y terriblemente obsolescente. Muere al instante. 

Es muy raro encontrar alguien que reúna habilidades técnicas y de comunicación verbal a la vez. Hoy lo técnico por ser algo tan especializado es más fácil de ensenar que la habilidad verbal. Esta última involucra aspectos psicológicos y personales más que técnicos. Termina siendo clave en la selección de personal las competencias de autoestima, oratoria y sentido común por sobre las competencias técnicas para el puesto. 

El propósito de la oratoria, como se ha señalado, es buscar que los participantes adquieran total seguridad en sí mismos y con respecto a lo que van a decir, dónde, cuándo, cómo, por qué y a quién.

El análisis y la ejercitación de la oratoria en tanto técnica, permite ejercitarse en diferentes situaciones y también saber reaccionar ante eventuales imprevistos y en tanto arte devela el verdadero ser de cada uno y lo conecta con el del otro, elevando la autoestima tanto del orador como del público.

La oratoria exigirá que el orador sepa quién es el mismo, donde esta parado frente al otro, valore lo que va a decir, replantee sus creencias limitantes, practique el autoconocimiento, se auto valore, desarrolle la escucha activa, la creatividad, venza el miedo para hablar en público, organice sus ideas, se lance con entusiasmo y coraje a la estrategia del discurso, con todo su ser para penetrar en la esencia del otro y lograr así mejorar  el mundo, manejando correctamente las relaciones, no solo en lo discursivo sino también en las relaciones de la vida cotidiana, cambiando de este modo su actitud respecto a los demás y al mundo que lo rodea.


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